Hay razones para pensar que el deporte está encontrando su camino

En Reddeportiva.net quisiéramos dar a conocer el optimismo con el que vemos algunos indicios que confirman la correcta dirección en la que en la que está evolucionando el deporte peruano, consolidando un futuro mejor para nuestra actividad.

Quizás muchos no estén conscientes que por el año 2007 apareció una fuerte reacción, desde el Gobierno y ciertos sectores que disfrutaban de indebidos beneficios, con el fin de proscribir los procesos electorales para la determinación de las Juntas Directivas de las Federaciones Nacionales, insistiendo en que era necesario regresar, aunque sea parcialmente, al sistema derogado en el año 2000 por el que el IPD nombraba las dirigencias rectoras a su entera discreción, en ejercicio de una inaceptable tutoría.

Uno de los argumentos fuertes que se esgrimieron para oponerse al regreso de aquella solución, claramente clientelista, insistía en que la entrada en vigencia del nuevo sistema era muy reciente como para ver los frutos de sus bondades, en especial cuando en los gobiernos de turno no había existido vocación para renunciar a sus infértiles privilegios.

La satisfacción que sentimos ahora responde a que en la actualidad no se levantan voces cuestionando el sistema electoral que consolida el voto de las organizaciones de base; a lo que se suma la sensación que se están consiguiendo los progresos que tanto se reclamaban.

Lo arriba mencionado no tendría sentido de oportunidad si no destacamos que la actual Ley que rige el deporte se llama de Promoción porque entiende y supone que el Estado Peruano reconoce que la práctica deportiva tiene beneficios para la sociedad.

Lamentablemente, este ideal no se da la mano con las acciones del gobierno, que más bien parece no llegar a entender la naturaleza de este ofrecimiento unilateral y las acciones que le conducirían a cumplir con el correspondiente compromiso (sin el cual la Ley no tiene justificación alguna para su propia existencia).

Es decir, el Estado introduce un elemento de distorsión al aprobar una política de promoción, la cual no se pone en práctica, no cuenta con un plan conocido y menos intenta cumplir con el mínimo de coordinación entre los gobiernos central, regional y local que exige el uso de fondos públicos.

En rigor, debemos decir que nuestro optimismo también se basa en el dinamismo que han mostrado distintos elementos de nuestra sociedad, lo que permite prever la integración de una gran cadena de valor que abarque a todos los interesados.