¿Un salto cualitativo?

¿Cómo hacemos para dar un salto cualitativo en el deporte nacional?

Con fecha 10 de setiembre del 2011, el diarioLa República, publica un dossier mediante el cual difunde comentarios y conclusiones a los que llegó una mesa redonda, organizada por dicho periódico, relativa a cómo salir de la crisis en que se encuentra el deporte peruano.

Se trata de un diagnóstico muy amplio que contiene “verdades” las cuales pueden ser ampliamente aceptadas por la afición, por lo que no logra constituirse en un documento guía para llegar a los puntos críticos que permitan dar el salto buscado.  No se puede hacer una tortilla sin romper huevos; o, si se quiere, no se puede hacer todo a la vez, es necesario priorizar en la asignación de los recursos; así como, concentrar esfuerzos en aquellas líneas de desarrollo que representen las mayores posibilidades de éxito para el conjunto.

Como punto de partida, señalamos algunos conceptos que, de concretarse, deberían permitir hacer un planteamiento para dar el salto que nos proponemos ejecutar:

Definición de lo que es el deporte

Definición de los roles que deben cumplir los entes del Sector Público

Esencia del actual sistema deportivo y del nuevo que lo reemplazará

Decisiones desde el Estado

Enfrentamientos entre el IPD y las Federaciones Nacionales

Organización del Sistema Deportivo Nacional

Alto porcentaje de informalidad en nuestra sociedad

Impulso a la concepción sistémica para llegar a una solución autosostenida

Dificultades diversas

El desarrollo conceptual que sigue a continuación busca determinar enfoques que faciliten la comprensión del tema, la definición de políticas y la toma de decisiones; a todas las partes involucradas en estos asuntos.

Definición de lo que es el deporte

La definición que estamos buscando no es una académica con la cual la gran mayoría podrá estar de acuerdo.  El tema que nos convoca requiere de una definición que permita el señalamiento de responsabilidades y a quién mirar cuando algo sale mal.  También, que confirme si estamos haciendo lo correcto; si la organización adoptada es la adecuada; y, cómo gestionar y/o conducir mejor las iniciativas que estamos poniendo en marcha.

Hay consenso cuando se dice que las áreas del deporte son formativa, recreación y afiliados.  Esto quiere decir muchas cosas.  Que hay muchas personas e instituciones involucradas a lo largo y ancho de toda la sociedad.  Que hay multiplicidad de preferencias personales y formas de entender el deporte.  Que hay muchos legítimos intereses determinando e impulsando objetivos propios.  En resumen, que todo participante puede defender su punto de vista individual, con igual firmeza que el que más.

Lo dicho significa que la responsabilidad, en la actividad deportiva, se extiende a lo largo de toda la sociedad.  Pero, sucede que en nuestra sociedad más entusiasmo levanta el baile, el canto, la comida y otros temas, que el deporte.  Por lo tanto, una consecuencia directa de esta realidad es que los recursos asignados por la sociedad a los fines que nos ocupan ponen al deporte en una muy baja prioridad, determinando su bajo nivel de desarrollo.

Si nosotros estamos buscando cambiar el estado en que se encuentra el deporte en nuestro país, debemos diseñar una estrategia que agrupe responsabilidades en forma coherente con el fin de evitar la dilución de los esfuerzos; así como alcanzar una alta productividad en el uso de los pocos recursos que tengamos a nuestra disposición, con el fin de generar un círculo virtuoso que garantice el incremento, sostenido en el tiempo, de los recursos asignados a esta actividad.

Dicha estrategia debe tener en cuenta que somos un país donde hay personas que padecen frío y hambre; sufrimos extensamente de enfermedades como la tuberculosis y similares; tenemos un enorme déficit en infraestructura; y, adolecemos de muchas otras cosas, todo lo cual nos obliga a ser creativos y comprometidos al momento de buscar soluciones para asegurar el incremento de los recursos que la sociedad nos asignará.  En este sentido, es vital no solo ver nuestros derechos, sino también nuestras obligaciones con el fin de tener una idea completa y/o redonda de lo que se debe hacer.

En definitiva, podemos decir que el deporte es una actividad física desarrollada por la humanidad, de carácter multisectorial, orientada a formar individuos valiosos para la sociedad, a fomentar la convivencia social y a robustecer los lazos de autoestima social.  Esta actividad se encuentra jerarquizada y en su cúspide tenemos a los deportistas de mayor nivel competitivo.

Definición de los roles que deben cumplir los entes del Sector Público

La actividad deportiva puede ser estudiada tanto desde el punto de vista privado como público.  Es más, se dice que el Estado es un gran ausente en amplios sectores del quehacer nacional; con mayor razón cuando miramos los aspectos deportivos.  En consecuencia, la actividad deportiva quedó, en los hechos, en manos del sector privado, el cual se organizó lo mejor que pudo; pero, evidentemente, sin llegar muy lejos.

En el mundo encontramos soluciones deportivas de todo tipo.  Tenemos países como los EE.UU. donde la actividad privada asume toda la responsabilidad y con éxito.  También hay otros países en los que el Estado asume una participación preponderante; y, también lo han hecho en forma exitosa.  En consecuencia, la cuestión para nosotros es determinar el grado de participación que debe tener el Estado en un país en el que los recursos no abundan y menos para el deporte.

Regresando al tema de las áreas del deporte, rápidamente podemos afirmar que hay sectores que poseen ventajas para ejercer su liderazgo en cada una de ellas.  Los aspectos formativos se encuentran naturalmente vinculados con el sector educación; la recreación con los gobiernos locales; y, los afiliados con las Federaciones Nacionales.  La potenciación de esta realidad es el meollo del éxito de la actividad deportiva.  Todos los demás organismos y programas deberán girar alrededor de las definiciones que se adopten para estos tres puntales.

Mal haríamos si pensamos que estos sectores son estancos y no tienen vasos comunicantes.  Se trata de una realidad en la que hay una fuerte interdependencia entre los tres sectores, por lo que se debe estructurar muchos puntos de contacto y de transferencia de conocimientos, tecnología y metodologías con el fin de conseguir que los talentos deportivos logren convertir sus proyectos en realidades.  Por lo tanto, el nivel de coordinación, entre las instituciones responsables, debe ser fluido y responder a principios que impulsen la colaboración y desestimen los celos, el lucimiento, el cortoplacismo, entre otros males burocráticos, sin desmedro de las atribuciones que les haya sido asignadas por Ley.

A nivel político, el Estado Peruano ha considerado que el deporte tiene una importancia mayor a la que ha alcanzado o conseguido en forma espontánea, por lo que se han dado leyes que buscan dar impulso a una nueva organización social en este campo, con el fin de alcanzar niveles de competencia más elevados.

Hacer real esa nueva organización es difícil porque no hay una verdadera comprensión del tema y todo continúa desconectado, desorientado, desintegrado, lleno de celos y contradicciones, disperso, dilapidando recursos, ofreciendo más de lo que se puede dar, quitando el cuerpo cuando las cosas se ponen difíciles, informalizando las actividades, fomentando el clientelismo, malbaratando los espectáculos, permitiendo relaciones económicas sin reglas equitativas, carente de solidaridad, confundiendo a tirios y troyanos, así como perdiendo talentos y oportunidades.

Ante esta realidad, el Estado optó por crear un ente rector que se responsabilice del necesario proceso de maduración que supere dichas dolencias.  Ese ente es el Instituto Peruano del Deporte (IPD) a quien se le asigna dicho rol.

Y aquí comienzan los problemas.  De no haber un IPD, las cosas estarían más claras ya que todos sabríamos que cada uno baila con su propio pañuelo.  Desde que existe un IPD, significa que se ha optado por concentrar en una entidad pública, la organización de un sistema que funcione como tal y que supere lo expresado dos párrafos arriba.

No quisiera entrar al tema de, si se sabe o no, qué significa el papel de “Órgano Rector” del deporte nacional.  Sólo quisiera decir que dicha función no ha sido cubierta de manera significativa.  Creo que puede decirse que no ha existido un serio intento de organizar los puntales arriba señalados (formativo, recreativo y afiliado), y si lo ha habido, no lo conocemos.

Sólo resta decir que, tratándose del Sector Público, no debería haber problema para que el IPD cumpla su rol de ente rector; bastaría apoyo político.  Tratándose del Sector Privado, el factor que se maneja es el de la libertad de empresa, haciendo las cosas distintas.

Esencia del actual sistema deportivo y del nuevo que lo reemplazará

En teoría, se puede decir que en nuestro país sí existe un sistema deportivo nacional.  El que estemos conscientes de esta realidad o no, es un tema a aclarar.

En el sistema actual, la autarquía y la burocracia son las características preponderantes.  Tratándose de los deportistas de alto nivel, éstos consiguen destacar a base del esfuerzo propio y el de su familia como soporte fundamental; y, ahí termina el asunto.

Como quiera que queremos dar un salto cualitativo, no creemos que pueda sustituirse la mencionada base del sistema anterior, pero es menester agregar elementos adicionales para crear un nuevo sistema deportivo, que consiga orientar todas las acciones con significado deportivo, hacia un uso óptimo de los escasos recursos asignados a esta actividad por la sociedad y se alcancen resultados que calcen con las expectativas planteadas.  Tratándose de los deportistas de alto nivel, esta aspiración debería llevar a crear un ambiente de trabajo que satisfaga las expectativas económicas de los deportistas de élite a base de la profesionalización de la actividad.

Decisiones desde el Estado

Como primer movimiento, el Estado lanza un IPD que debe cumplir con el papel de ente rector.  En otras palabras, no solo debe ser un director de orquesta que busque el óptimo funcionamiento del conjunto, sino que también debe tener facultades que excedan el campo deportivo y pueda coordinar los efectos de ciertas reglas de comportamiento con otras entidades que normalmente no se considerarían dentro de su ámbito comola SUNATyla SUNARPy así darle el empoderamiento que necesita.

Hemos dicho que el sistema deportivo actual se caracteriza por su autarquía y burocracia.  No queremos dejar de mencionar que, cuando se lo mira en sus términos más amplios, también aparece su falta de compromiso, su poca solidaridad, su escasa imaginación y su alejamiento de la realidad.

Este comportamiento debe corregirse permitiendo que el ente rector pueda introducir (o coordinar según niveles de autonomía) procedimientos y metodologías en (con) los demás organismos públicos, con el fin de conseguir una optima utilización de los recursos sociales.  Estas atribuciones se deben poder ejercer sin mayor controversia ya que de otra forma no podría entenderse que haya sido creado un ente rector.

Tratándose del sistema escolar, éste debe asumir su propia responsabilidad con cierta independencia, así como responder por los resultados que entregue cuando los talentos que forme sean recibidos por las demás instituciones del sistema deportivo.  El ente rector establecerá lo conveniente para que se diseñe y ponga en marcha un proceso de evaluación que deje registrado el nivel deportivo de las promociones escolares, mediante la utilización de pruebas especialmente diseñadas con tal fin y que necesariamente evolucionarán conforme madure el proceso de formación.

En el deporte fundamental, el sistema escolar debe aceptar que sus egresados buscarán su desarrollo personal conforme a sus propias preferencias.  Pero, aquellos que gusten de practicar deporte, deberán mostrar un desarrollo biológico intencionalmente adaptado para alcanzar altos rendimientos.

Los aspectos técnicos del deporte fundamental han sido largamente estudiados, habiéndose determinado que en las etapas tempranas debe alentarse los juegos que favorezcan la elasticidad, el equilibrio, entre otras habilidades más específicas.

Llegada la pubertad, el cuerpo va a sufrir una transformación en la que la práctica aeróbica es fundamental para evitar problemas futuros de salud, preparando al cuerpo para cumplir con el alto rendimiento.

La importancia de la cooperación entre sectores es enorme, pero debe quedar en claro que el deporte fundamental es responsabilidad del sistema escolar y que el ente rector sólo tiene funciones normativas, más no ejecutivas, en este caso.

El registro del desarrollo biológico de los escolares, en una base de datos manejada por el IPD, es fundamental.  Este software, con características de red social, servirá para que cada unidad organizativa posea un periódico mural colgado en Internet, dentro de un portal del IPD, donde se podrá encontrar toda la actividad deportiva escolar a nivel nacional.  De esta forma, los grandes eventos como los juegos nacionales escolares, así como sus eventos preparatorios, tendrán un lugar destacado; a la par con eventos de mayor jerarquía, como los profesionales, con el fin de infundirles prestigio y horizonte de largo plazo.

Respecto al deporte recreativo, corresponde a los gobiernos locales impulsar las actividades donde se puedan mezclar objetivos de salud, seguridad, desarrollo personal, etc.  Sin embargo, estos organismos también pueden y deben ayudar a que el deporte competitivo (afiliado) consiga incrementar los recursos necesarios para su propio desarrollo orientando las actividades deportivas que autorice en apoyo de los clubes.

Los clubes deportivos requieren de apoyo promocional para realizar sus actividades con excelencia a costos razonables; para impulsar la construcción de la pirámide deportiva, a partir del sistema escolar; así como, para entregar sus mejores deportistas al sistema de afiliados.

El IPD debe alentar a los gobiernos locales para que, en el planeamiento de su desarrollo urbano, consideren la creación de ambiciosas instalaciones deportivas para ser utilizadas tanto por aquellas personas que practiquen deporte puramente recreativo, como por aquellas que quieran orientarse al campo competitivo.

Los clubes deportivos son organizaciones que no tienen incentivo alguno, lo que dificulta su existencia con grave perjuicio para la acumulación del conocimiento deportivo y la práctica con altos niveles de rendimiento.

Por lo tanto, en las instalaciones antes mencionadas, el IPD debe acordar con los gobiernos locales la habilitación de gimnasios especialmente acondicionados para uso exclusivo de aquellos que tengan la condición de deportistas afiliados, permitiendo una mejor formación de éstos, en especial si se pone énfasis al desarrollo de la fuerza bajo supervisión especializada.

Los gobiernos locales deben tomar conciencia de la necesidad de robustecer la actividad deportiva formal de los clubes, si lo que buscan es alcanzar resultados tangibles en el largo plazo.  Esto significa que deberán estar atentos a ataques desleales, que normalmente pasan desapercibidos, de quienes, desde las canteras del deporte informal, no ponen atención al conflicto de intereses, no asumen compromisos de desarrollo alguno, no se caracterizan por el ejercicio disciplinado del deporte, no asumen responsabilidades formativas, ni difunden reglas que permitan la competencia en eventos internacionales.

Por último, debe señalarse la interacción del IPD con el Comité Olímpico Peruano (COP); con las Federaciones Nacionales; y, con los deportistas destacados, la cual está orientada a conformar la cúspide de la excelencia en el rendimiento deportivo, y cuya naturaleza del trabajo que realizan es la de hacerlo en equipo, asumiendo obligaciones conjuntas y repartiéndose responsabilidades.

No queremos dejar de mencionar la importancia de las coordinaciones del IPD con el sector privado, tema sobre el cual regresaremos más adelante, pero es del caso precisar que el ejercicio de esta relación es distinta a las anteriormente reseñadas ya que se trata más de convencer, que de imponer.

Es frecuente encontrar comentarios que señalan la insuficiencia del aporte del Estado en materia deportiva, insistiendo que debe constituirse en el principal apoyo de los deportistas.  Creo que las necesidades de los deportistas siempre serán mayores a lo que el Estado les pueda aportar, por lo que debemos asumir como fundamental la creación de mecanismos coherentes de participación del sector privado, a lo largo de todas las etapas deportivas, que superen las características negativas de la participación actual de este sector como su muy marcada visión cortoplacista; el abuso de la posición de dominio; la concepción de juego suma cero (0) que los lleva a minimizar los recursos que aportan con desmedro de la calidad y la formación de los deportistas, entre otros males que evitan se pueda alcanzar esquemas de colaboración orientados a permitir la llegada a más elevados niveles de competencia deportiva.

Enfrentamientos entre el IPD y las Federaciones Nacionales

La última reforma de envergadura del sistema deportivo ocurrió con la promulgación dela LeyNº 27159 que puso fin a la designación de los presidentes de las Federaciones Nacionales por parte del IPD y establece el sistema de elecciones internas para dichos fines.

No se entiende la razón por la cual el IPD se demoró tanto en aceptar la mencionada reforma.  Pero sí está claro que ha significado un enorme desencuentro entre quienes respaldaban el cambio de dirección, por estimar que el anterior sistema era causa importante del estancamiento que afectaba al deporte nacional, y quienes querían mantener las relaciones de poder y las posiciones de privilegio que habían alcanzado.

Desgraciadamente, la nueva Ley y su reemplazo (Ley Nº 28036) no se reglamentaron conforme a su nuevo espíritu, por lo que se perdieron varios años de nuestro desarrollo.

Aún se encuentra pendiente la elaboración de un nuevo reglamento que responda a la nueva concepción de Sistema Deportivo que requiere nuestro país.  Este debe contemplar diversos aspectos que normalmente han pasado desapercibidos y que significarían dar solución a problemas que cotidianamente se presentan entre quienes dirigen, administran o participan en este tipo de actividades.

La esencia del reglamento gira alrededor de la definición de cómo el IPD cumplirá su rol de Ente Rector del deporte nacional y de cómo se organizará el Sistema Deportivo Nacional.

Tratándose del sector público, líneas arriba hemos adelantado los campos en que el IPD debe decidir las políticas a seguir.

Tratándose de las Federaciones Nacionales, el manejo es delicado, porque la rectoría se debe ejercer sin infringir el principio de que el deporte está organizado a imagen de las organizaciones deportivas internacionales las cuales ponen mucho énfasis en la independencia del deporte en relación con partidos políticos y sectarismos ideológicos.

El primer eje de trabajo consiste en robustecer la organización de las Federaciones Nacionales promocionando la formación de organizaciones deportivas (clubes y ligas) a lo largo y ancho de todo el territorio nacional, con lo que claramente se favorece la muy necesaria institucionalización del sector.  Este papel se puede asignar a los gobiernos locales, apoyados por los gobiernos regionales.  La consecuencia previsible de este accionar es que vamos a tener Federaciones Nacionales que representarán con mayor fortaleza los intereses de todo el país; así como evitar rozamientos entre deportistas y federaciones, cuando el IPD actúa con la conducta clientelar que hasta ahora lo caracteriza, cuando induce al deportista a saltarse sus propias instituciones.

El segundo eje de trabajo está relacionado con lo que podríamos llamar el poco transparente manejo de las organizaciones deportivas.  En este campo, se debe estar facultado para respaldar medidas correctivas a consignarse en normas de “buenas prácticas”, que aprueben las Federaciones Nacionales, compatibles con códigos de ética a discutirse públicamente.  Acto seguido, el IPD podrá coordinar conla SUNATpara que sancione como irregular toda práctica que no se alinee con dichas directivas; enriqueciendo de paso la legislación relativa al lavado de activos.

Evidentemente, se debe pensar en planteamientos creativos para poder llegar a soluciones efectivas.  Por ejemplo, así como es posible que un padre pueda crear un “hogar de familia” para proteger un patrimonio; o, una empresa pueda acogerse a regímenes de protección ante el INDECOPI; las organizaciones deportivas deberían poder recibir el apoyo del IPD para que, a través de fideicomisos, se pueda ayudar al buen y ordenado gobierno de los clubes y otras organizaciones, de cumplirse con planes de recuperación que hayan recibido el respaldo del ente rector.

En cuanto al sector privado, la capacidad rectora merece un análisis más profundo.  Sin embargo, es claro que lo coordinado conla SUNATles será también aplicable a las empresas no deportivas que contraten con las deportivas.  Más adelante volveremos para ampliar lo dicho sobre este sector.

Organización del Sistema Deportivo Nacional

Para organizar el Sistema Deportivo Nacional es importante tener clara una concepción de cómo se ejecutarán las metodologías de formación y desarrollo de los deportistas.  Es decir, el aspecto técnico es fundamental para adoptar una organización que pueda alcanzar las más elevadas metas.

Esta concepción se debe respaldar en un adecuado manejo del conflicto de intereses, la transparencia del manejo económico y una mejor utilización de todos los recursos puestos a disposición del deporte.

Corresponde al IPD, como órgano rector, definir los roles que deben cumplir los distintos organismos que integran el Sistema Deportivo Nacional, determinando las prácticas y procedimientos con los que se dará cumplimiento a las políticas deportivas aprobadas, así como los alcances de los planes a ejecutarse.   El diseño de los roles deberá poner especial énfasis en evitar zonas grises que compliquen el alcanzar los valores mencionados en el párrafo anterior.

En relación con el sistema escolar, deberá fijar sus requerimientos para iniciar un proceso orientado a madurar “buenas prácticas” que permitirán la entrega de nuevos deportistas, cada vez mejor preparados, a las instancias superiores de la pirámide deportiva.

En relación con los gobiernos locales, el punto de contacto crítico son los clubes deportivos.  El valor de estas organizaciones está dado por la necesidad de crear un proceso de acumulación de conocimientos y habilidades que impida tener que comenzar desde cero (0) todos los años.  La mejora del nivel deportivo se consigue realizando sistemáticas competencias en forma tal que podamos hablar de promociones de deportistas.  Debemos minimizar la aparición de imprevistos en un mundo tan complejo como el humano.  Como ejemplo, recuerdo una vez en que perdimos una deportista, que ya había iniciado una relativamente exitosa campaña internacional, porque el enamorado le prohibió seguir compitiendo.

En Lima existen clubes del pueblo que antes fueron parques zonales.  El potencial deportivo de estas instalaciones es muy grande, en especial si se permite que el IPD les provea de un centro deportivo para uso exclusivo de deportistas afiliados, en que puedan hacer los ejercicios de fuerza, bajo supervisión especializada, que requieran sus disciplinas.  Este esquema deberá hacerse extensivo a todos los gobiernos locales a nivel nacional.

Lo que se quiere destacar, con la argumentación que estamos presentando, es que debe aceptarse la autonomía de gestión en las organizaciones que integran el sistema deportivo nacional, con rápidas respuestas en sus decisiones.  Y es que, el éxito debe ser medido en las competencias donde los deportistas clasifiquen siguiendo procesos eliminatorios que permitan a los mejores presentarse en los eventos de mayor jerarquía.

El IPD debe buscar que el sistema funcione a nivel nacional por lo que debe abandonar la concepción autárquica y centralista que caracteriza sus procedimientos e incorporar aliados estratégicos como universidades y otras organizaciones donde se podrían cumplir o controlar las actividades que requiera.  Un ejemplo de esta desconcentración sería la tercerización de las actividades del departamento médico cuyas funciones podrían ser encargadas a facultades de medicina o similares las cuales cumplirían mejor estas funciones dentro de un marco más amplio de sus propias investigaciones.

Una fuente de muchos conflictos ha sido la inscripción de los clubes, ligas y federaciones en los registros dela SUNARP.  Sibien se ha aprobado un nuevo reglamento para organizaciones sin fines de lucro, creemos que el IPD debe coordinar conla SUNARPla promulgación de un reglamento específico para organizaciones deportivas, el cual debe ser aprobado en el nivel correspondiente con el fin de evitar interpretaciones contradictorias dentro dela SUNARP. Entrelos objetivos de este dispositivo estarían el simplificar y abaratar los procedimientos de inscripción de las organizaciones deportivas, así como llenar vacíos que no se presentan en actividades de carácter normal.  Como ejemplo, de lo que decimos, está el aclarar la intervención de las ligas universitarias y los clubes municipales cuyas participaciones deben ser impulsadas autorizando tramitaciones no tradicionales/no convencionales.

Se debe aclarar la naturaleza jurídica del RENADE, así como su finalidad.  No existen procedimientos uniformes a nivel nacional y menos seguridad en sus procedimientos ya que el extravío de los expedientes es cosa común.  La inscripción de los clubes en el RENADE debería ser razón suficiente para que los gobiernos locales o regionales puedan ejecutar desembolsos a su favor en apoyo de los planes debidamente presentados por las Federaciones Nacionales ante el IPD y aprobados por éste.

Alto porcentaje de informalidad en nuestra sociedad

Creemos que el tratamiento del sector privado es el más delicado y difícil de gestionar.  Para profundizar en este análisis es necesario volver a la decisión de crear un IPD como ente rector del deporte nacional y la naturaleza jurídica de la misma.

Podemos preguntarnos si la solución pudo ser distinta.  Entre las opciones tenemos la de no crear organismo alguno, como en EE.UU. o implementar una organización cuya planificación sea imperativa para todos, incluyendo el sector privado.

Creemos que el Estado, al optar por un ente rector, ha tomado una decisión que interpreta con profundidad la idiosincrasia del pueblo peruano y no solo el ordenamiento jurídico y constitucional de nuestro país.

Sucede que el modelo está incompleto y casi en su totalidad por construir.  Las dificultades son enormes y se encuentran íntimamente vinculadas a la falta de códigos de conducta que aseguren un comportamiento fluido de las organizaciones deportivas y sin retrocesos.

Adicionalmente, el modelo recibe ataques desde distintas canteras como la de los deportes extremos, la libertad de empresa, así como de intereses creados de quienes reciben beneficios directos del sistema tal como está actualmente organizado.

Por lo tanto, resulta muy importante definir la naturaleza jurídica de lo que significa el ente rector para el sector privado, dado que muchas contradicciones se presentan en el diario quehacer del deporte nacional, en especial cuando se propone soluciones calcadas de otras realidades sin tener en cuenta las aspiraciones y los sentimientos de la afición nacional.  Al hacer estas sugerencias se debe ser muy prudente porque con los sentimientos no se juega.

Es claro que el deporte genera beneficios sociales que deben ser canalizados y cuya autoridad se encuentra más en el orden moral que en el jurídico y constitucional.  Estos últimos deben ser tenidos en cuenta en el desarrollo de los detalles del sistema deportivo, pero subordinados a un orden éticamente superior.

Corresponde por lo tanto, crear códigos de ética y/o conducta que definan un comportamiento equitativo y solidario de participación de todos los interesados con el fin de ampliar los mecanismos de aporte de los patrocinadores a favor de clubes y deportistas, mejorando los ingresos y disminuyendo los costos en estos últimos.

¿Cómo pasar de un orden éticamente superior a códigos de ética y/o conducta específicos?  Creemos que los principios contenidos en la teoría de la ventana rota pueden contribuir a diseñar el modelo de comportamiento ideal.

Cabe recordar que a mediados de la década de los ’50 del siglo pasado, un investigador social decidió colocar dos automóviles idénticos en dos lugares representativos en los EE.UU.  El barrio de Harlem en Nueva York y un barrio residencial en California.  En poco tiempo, el vehículo ubicado en Harlem fue desmantelado, comenzando por las ruedas y el radio, hasta llegar a quedar más o menos en carrocería limpia, en un plazo de alrededor de tres días.  Mientras tanto, el vehículo abandonado en California permanecía intacto hasta llegar a varios meses sin ser afectado por acto vandálico alguno.  En ese momento, el investigador social decidió romper una de las ventanas cortaviento del automóvil con el fin de observar qué es lo que sucedía.  Para su sorpresa, el auto comenzó a ser desmantelado siguiendo el mismo proceso que el carro de Nueva York, hasta quedar igualmente en carrocería limpia, aunque tomando un tiempo mayor.  La curiosa conclusión a la que llegó el investigador social fue que no sabía explicar lo ocurrido, pero que para él era importante publicar lo sucedido tal como se dio.

Con el paso del tiempo, se ha podido inferir que hay dos principios que explican el mencionado proceso.  El primero, señala que las infracciones aparecen en una sociedad siguiendo un inevitable proceso de menos graves a más graves, siendo importante controlar las infracciones mientras sean de menor cuantía, ya que de llegarse a mayores el costo se convierte en muy elevado.  El segundo, resalta que la impunidad tiene un efecto pernicioso muy grande acelerando el proceso antes mencionado, por lo que las infracciones deben ser sancionadas en forma perentoria si no se quiere que alcancen niveles preocupantes.  Esta óptica sirve de fundamento a planes de tolerancia cero (0).

Los códigos de ética y/o conducta deben ser discutidos por los interesados que se verían afectados por los mismos.  En estas discusiones debería participar el IPD como ente rector con el fin de opinar sobre los mismos.  De ser aceptables para el IPD, estos códigos deberían tener consecuencias obligatorias parala SUNATy la legislación de lavado de activos.

Los niveles de informalidad en nuestro país son tan altos que podríamos decir que tenemos un río revuelto en el que la ganancia es de muy pocos.  Se trata de un orden altamente inequitativo que se constituye en un círculo vicioso que sacrifica la calidad de los eventos, afectando el acopio de recursos económicos destinados al alto rendimiento que, como hemos dicho, es un largo proceso que se inicia en el trabajo con menores.

Las organizaciones deportivas están sometidas a una disciplina que no puede ser tomada a la ligera.  Podemos citar el caso de los límites en los avances de las bicicletas (distancia que recorre la bicicleta por cada vuelta del pedal).  A nadie se le ocurre discutir que los menores no pueden estar cargando pesas en forma indiscriminada.  Sin embargo, cuando se trata de controlar el avance de las bicicletas en los menores, para evitar el mismo efecto que el uso de pesos excesivos, se suele encontrar la oposición de muchos impulsores de eventos deportivos porque se elevan los costos de los mismos.

Practicar deportes organizados formalmente, de manera tal que permita el desarrollo de deportistas en el largo plazo, tiene la carga del cumplimiento de protocolos que garantizan los resultados en futuros eventos de gran jerarquía.  Cuando solo se persigue efectos de vitrina, se realizan espectáculos sin garantía de progreso deportivo, evidentemente a un menor costo, pero sacrificando la esencia de lo que es la disciplina.

Entendemos que los patrocinadores de eventos pretendan que los eventos auspiciados les cuesten lo menos posible.  En el fondo, la responsabilidad recae en el representante de la organización deportiva que realiza el evento.  Lo criticable es que los patrocinadores se salten a las organizaciones formales y contacten “desertores” que les organizan los eventos “así, no más”.  Dadas las características de alta informalidad de nuestra sociedad, estas situaciones se presentan con demasiada frecuencia.  No queremos ahondar en el tema exponiendo los peores casos, pero es evidente que un cambio de esta situación requiere de un alto grado de comprensión de lo que se está haciendo y de lo que se requiere hacer.

El IPD, como órgano rector, debe buscar que se fijen reglas y comportamientos que amplíen la base de patrocinadores y desalienten el apoyo que dan las empresas privadas a las actividades deportivas fuera del Sistema Deportivo Nacional, bajo el principio que la unión hace la fuerza.  Reuniones con los distintos gremios empresariales, con el fin de elaborar códigos de ética/conducta que permitan desarrollar dichas reglas y procedimientos, son ineludibles.

Una clara concepción de lo que significa practicar los deportes de manera formal, buscando el máximo rendimiento, resulta necesaria para satisfacer los intereses de todas las partes y llegar a un consenso de lo que se debe alentar y de lo que se debe evitar.

En la actualidad, la participación del sector privado se caracteriza por una muy marcada visión cortoplacista carente de mayor compromiso con el éxito del sistema; por el abuso de la posición de dominio en la disposición publicitaria que no permite la ampliación de la base de patrocinadores; por la concepción de juego suma cero (0) en relación con los aspectos de mercadeo; entre otros males; que evitan se pueda alcanzar esquemas de colaboración orientados a permitir la llegada a más elevados niveles de competencia deportiva.  Estos aspectos son los primeros que deben ser corregidos.

La principal víctima de este esquema no colaborativo son los clubes deportivos, lo que equivale a una castración de nuestro sistema deportivo.  Se debe comprender que son los clubes los que realizan el esfuerzo de largo plazo; los que entran en contacto personal con los deportistas; los que acumulan el conocimiento y los secretos de un buen entrenamiento; así como los que dan apoyo moral y de equipo a los deportistas para lograr la excelencia; entre otras muchas funciones.

Las soluciones que se planteen deben acordar la participación preferente de los clubes, convirtiendo sus camisetas en “el mecanismo” que permitirá su robustecimiento.  La utilización de la camiseta como medio publicitario debe ser clara y ampliamente protegida convirtiéndola en eje de la colaboración entre todos los interesados en el deporte.  Sólo así se conseguirá el autosostenimiento económico de todo el sistema.

El IPD debe extender la utilización del software de red social mencionado líneas arriba permitiendo que los clubes puedan publicar noticias de su interés, así como los resultados de los eventos en que participen y, de paso, promocionar sus actividades.

Impulso a la concepción sistémica del deporte para llegar a una solución autosostenida

El IPD es el llamado a determinar la organización del sistema deportivo nacional en el ejercicio y cumplimiento de una función de carácter regulatorio.  Esta labor consistirá en señalar un esquema de roles a cumplir, simple y sin duplicidades, poniendo especial interés en el manejo del conflicto de intereses y en la superación de los males expuestos en el punto anterior y que evitan se plasme un sistema de colaboración.

El IPD debe abandonar las concepciones burocráticas que dominan sus procedimientos internos.  Su dominio es conceptual, regulatorio y promocional con especial énfasis en la capacitación.  No es de trámite o asistencialista.  El IPD debe toma conciencia que maneja un sistema relativamente abierto, con tipos de participantes que requieren límites en su accionar con el fin de optimizar el funcionamiento del conjunto.

El IPD debe exigir que las Federaciones Nacionales aprueben reglamentos internos que se constituyan en verdaderas instrucciones para el manejo ordenado de su propio deporte.  Estos reglamentos serán la expresión de la sabiduría para cada deporte el cual es distinto a todos los demás, ya sea por las características propias del mismo o por el desarrollo relativo alcanzado por cada uno de ellos dentro de nuestro país.  En ciclismo existe un cuerpo normativo muy completo que bien pueden puede ser objeto de estudio.

Las empresas del sector privado deberán respetar dichos reglamentos si quieren ser consideradas dentro del esquema moral superior que hemos planteado líneas arriba.

Dificultades diversas

Larga es la lista de dificultades que encuentran las Federaciones Nacionales para cumplir con sus objetivos.

La colaboración del IPD, a favor de las Federaciones Nacionales, va más allá de las funciones de un ente rector.  El apoyo puede darse, claramente, en la potenciación de las relaciones comerciales.  Por ejemplo, se podría definir con claridad las políticas nacionales antidoping y contratar globalmente con algún laboratorio nacional especializado permitiendo la generalización de este tipo de control, con el aval de nuestro ente rector, bajo la realidad de economías de escala.

También es importante conseguir una especialización tanto entre los promotores de competencias deportivas, como entre los proveedores de los diversos servicios requeridos por la organización de juegos y otras competencias deportivas, dentro de un marco de certificación previa que evite tanto los maltratos a los deportistas, como los malos entendidos por el costo de los mismos.

Las definiciones a las que podemos llegar tienen un amplio espectro y no corresponde a este momento extendernos sobre ellas.  Como ejemplo, diremos que hay abuso de posición de dominio cuando un club no tiene la política de formar deportistas menores y prefiere “heredarlos” de otros clubes menos poderosos, económicamente hablando.

Conclusiones y recomendaciones

Corresponde al Estado, a través del IPD, priorizar el deporte nacional definiendo el cómo cada institución puede ayudar a que nuestra sociedad asuma su responsabilidad en un asunto de trascendental importancia para su autoestima como es la construcción y el funcionamiento del Sistema Deportivo Nacional, bajo principios y valores sólidos, así como éticamente superiores, que le permitan conseguir los recursos económicos necesarios para alcanzar los objetivos que se proponga a favor de esta noble actividad.  Recomendamos implementar el ordenamiento propuesto en el presente documento.

En esta oportunidad, motiva unos comentarios en favor de una mayor atención por el deporte, la difusión de un vídeo sobre el futuro de nuestra patria.  Se lo presentamos a continuación:

2/01/2017

PERU EN EL 2030 Full HD

Adjuntamos enlace con vídeo que revela una concepción de desarrollo que pretende ser representativa de nuestra sociedad.

Reddeportiva.net  solo puede lamentar que no se mencione la construcción de un sistema de Valores y Principios, con numerosos Códigos de Buenas Prácticas, que permita una saludable y sostenible vida en sociedad.

También lamenta que no se visualice el potencial del deporte como un instrumento que inserte en la sociedad un mayor concepto de competitividad, el cual necesitaremos con creciente urgencia, de continuar por la senda de la globalización.

https://www.youtube.com/watch?v=bfDg4noPYjM 

 

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