La crisis constitucional del Perú

En la historia de la República Peruana encontramos una continuidad del poder político que puede calificarse de excepcional por la estabilidad que involucra a todo el territorio reconocido internacionalmente como Latinoamérica. Aparentemente, los ataques vienen de fuera; desde naciones con tradiciones distintas como de los EE.UU. de América donde el mestizaje no fue su norma, sino más bien la de creación de reservas y la segregación poblacional. Lo mismo puede decirse de los otros continentes en que tanto las naciones como los grupos étnicos migran o evolucionan sin el sentido histórico que claramente tienen nuestras sociedades hermanas y muy en concreto en el Perú. Este sentimiento nos lleva a pensar que la solución vendrá del pueblo y de la solidaridad del mismo ya que no es justo encontrar trabas impuestas por aquellas comunidades que gozan de posiciones privilegiadas por estar cerca de asentamientos mineros y similares donde se ha distribuido recursos económicos en cantidades significativas, en contraste con la situación de los migrantes que han tenido que crear sus propias fuentes de ingresos, insertándose en nuevas cadenas de valor que fueron construidas con mucho esfuerzo y que ahora están siendo perdidas por una recesión económica impulsada por un entorno de violencia inducida artificialmente, no correspondiéndose con nuestra nueva realidad, cuya construcción iniciáramos desde mediados del siglo XX, logrando ubicarnos muy lejos de la visión Mariateguista, la cual hemos dejado atrás con mucho sacrificio y tolerancia que no se pueden desconocer y menos ignorar.