La lucha antiterrorista ha tenido en las últimas décadas muchas formas y circunstancias, de la mano con la diversidad y complejidad que caracterizan a la sociedad peruana. A partir de la llegada de Perú Libre a la Presidencia del Poder Ejecutivo, la lucha antiterrorista ha dado un drástico giro cambiando todo el posicionamiento del poder y la disponibilidad de recursos. Es por eso que los partidarios de la verdadera democracia deben orientarse prioritariamente hacia la organización del entorno Moral y Ético que consagre Valores y Principios de primer orden, al cual puedan subordinarse todas las fuerzas que pretenden participar del ejercicio del poder, en especial de los partidos políticos que podrán diseñar y mantener sus propias ideologías y planes de gobierno conforme a su real entender de la viabilidad social, económica y financiera. Es de esta forma que podrán mantener su propia identidad de intereses y soluciones, a la vez que permanecen empoderados para conseguir la unión nacional cuando surjan movimientos que pongan en riesgo el orden democrático constitucional y el debido proceso para solventar todo tipo de conflictos, con lo que queda sustentada la Paz y la Convivencia Social.