Mensaje del Gobierno de Castillo para la prensa:¿Cómo se debe hacer cobertura según los ministros?

El gobierno peruano recién inicia su periodo presidencial con un muy corto periodo para organizarse.  En primer lugar, es evidente que nadie en el país pensó que la izquierda llegaría al gobierno con el pleno control de las riendas de la administración en sus manos y con las actuales reglas de la Constitución lo que significa concentrar una gran cantidad de poder porque se trata de un régimen claramente presidencialista.  En segundo lugar, tanto el Presidente como los hombres del Presidente tienen una extracción que por lo general los lleva a actuar sin darse cuenta que una cosa es lo que piensan, otra la que dicen y otra la que llega al público; y entre el público, cada sector entiende el mensaje a su manera.  Lo novedoso para los nuevos gobernantes será la potencia de sus decisiones en un país como el nuestro en que la institucionalidad ha sido fuertemente atacada por lo que la predictibilidad no existe y menos políticas que orienten la forma de actuar de los subordinados.  En tercer lugar, la prensa en los últimos tiempos asumió un rol cómplice de quienes pusieron en marcha un plan de dominación en contra de la sociedad peruana; este empeño fue acompañado por una clientela mayoritariamente caviar quienes se mostraron con mucha maestría en la creación de narrativas con las que todo quedaba arreglado como si la magia existiera; distorsionando el significado de la palabra «gobernar» que en gran medida significa un manejo muy especializado de los recursos humanos, los cuales en nuestro país son especialmente escasos en el alto nivel.  Se puede decir mucho más; por lo que cerramos la nota afirmando que el gobierno se encuentra en la urgencia de mostrarse prudente, en especial con el tema del pedido de confianza y el supuesto plan de precipitar una Constitución de carácter corporativo el cual podría concentrarse en el ámbito del Congreso Nacional para que se negocie una propuesta de Proyecto de Nueva Constitución y determinar si es necesario una Asamblea Constituyente o no; aliviando las tensiones del Poder Ejecutivo y las de la economía nacional también.