El grupo plutócrata, que viene imponiendo sus intereses económicos al gobierno peruano en los últimos 20 años, no pierde las esperanzas de lograr una nueva alianza política que reemplace a la anterior con los caviares que se muestran disminuidos en sus posibilidades por falta de candidatos idóneos para atender las expectativas y los requerimientos de las nuevas bases de la izquierda. La alianza saliente perdió terreno cuando Vizcarra le ganó por puesta de mano a Cateriano, aunque «la sangre no llegó al río» porque ambos grupos continúan sometidos a limitaciones impuestas por el Foro de Sao Paulo en el que Odebrecht todavía es escuchado. La participación de Ollanta Humala más parece obedecer a que Perú Libre quiere hacer llegar sus planteamientos mínimos a un grupo ampliado de fuerzas con poder económico propio dentro de nuestras fronteras; planteamiento con el que esperan superar las actuales propuestas de los grupos demócratas con posiciones de centro político y apoyo de los defensores de una clase media que puede representar la solución para el desarrollo económico sostenido en el largo plazo, capaz de competir con las soluciones internacionales afines a los grupos comunistas.