¿Constituye el Poder Judicial la última defensa del bien común?

En ese sentido, es el Poder Judicial quien tiene la oportunidad, en el cierre de los convenios de colaboración, de marcar un punto de inflexión para lo que será necesario aprobar en su más alto nivel una estrategia que corrija radicalmente los defectos, tanto normativos como contractuales, acumulados durante las recientes administraciones cuyas gestiones están siendo cuestionadas en el marco del mayor ataque ejecutado por la corrupción organizada, del que hemos tenido evidencia muy recientemente.

También creemos que es necesario contar con un marco de interpretación general, para lo cual estamos presentándoles un planteamiento que esperamos pueda constituirse en un aporte para el proceso de decantado y esclarecimiento de ideas y conceptos orientados a conseguir una solución equilibrada tanto en el campo del ejercicio del poder, como en el terreno de su funcionamiento económico.

Es importante decir que el tema exige el empleo de un lenguaje moderado con la finalidad de no crear reacciones que impidan conseguir los objetivos propuestos; lo que no significa una reducción en las aspiraciones de conseguir resultados que nos lleven a una solución ejemplar, que siente las bases de una recuperación moral que tanto nos hace falta.

Podemos entusiasmarnos con una solución del tipo “caiga quien caiga”, pero dudamos que pueda convertirse en un principio rector porque en alguna medida todos tenemos algo de culpa.  No participamos de la idea de sancionar a diestra y siniestra, porque en los hechos todos debemos hacer un acto de contrición y tener el propósito de enmienda que corresponda, para que nuestra sociedad inicie la profunda transformación que las actuales circunstancias exigen.

Consecuentemente, el Sistema Judicial debe perseguir una “Solución Ejemplar” que impida se vuelva a presentar una situación similar en el futuro.  Para esto, creemos que fiscales y jueces, cada cual desde su propia perspectiva, entiendan que el rol a cumplir es muy parecido al de un francotirador cuya misión consiste en seleccionar, con anticipación,  un abanico de objetivos que permita conseguir los mayores efectos sociales, con los cuales quede desarmado para siempre el sistema de corrupción implantado e impida cualquier intento por regresar a las malas prácticas que lo hicieron posible.

El daño causado debe ser reparado con una perspectiva de gran amplitud, porque el prolongado tiempo en que se mantuvo vigente el proceso en cuestión, así como la importancia de los recursos comprometidos, ha debilitado importantes instituciones y generado deficiencias estructurales que será costoso revertir.

Evidentemente, la afectación de los intereses locales, requerirá la identificación de los mecanismos que se usaron para hacer posible un proceso de corrupción del cual recién ahora estamos conociendo los detalles, haciendo posible visualizar las pruebas que permitirán su juzgamiento.

Para conseguir una más rápida y efectiva solución, debe tomarse conciencia de la existencia de un grupo dominante en la sociedad peruana cuyos miembros comparten una escala de valores distorsionada la cual ayuda a filtrar la llegada, a los más altos niveles de gestión pública, de personas, normalmente profesionales, las cuales se coludirán con otras personas gestoras del poder económico poniendo en marcha varios mecanismos de corrupción muy importantes, constituyéndose en el origen de todo el proceso abusivo visto en su conjunto.

La influencia ejercida por el grupo dominante consigue propagar su escala de valores a toda la sociedad, con lo que el abuso se consolida en la medida que debilita las defensas previstas y a todos los opositores, sin importar si actúan de buena o mala fe, imponiendo una manipulación ideológica en el largo tiempo que vienen ejerciendo sus actos abusivos, algunos de los cuales solo llegaron a cortarse por la intervención de autoridades extranjeras, ya que los medios disponibles en nuestro país, para salvaguardar los intereses del bien común, no lo hicieron posible.

Un proceso de corrupción tan grande y elaborado, no hace más que confirmar la existencia de una organización criminal que es necesario desbaratar buscando responsables entre los actores directos, lo que no siempre será algo simple y evidente dado que los miembros claves del grupo central han desarrollado una clientela, la cual se encarga de los roles que desempeñan funciones de choque, entre otras conductas de malas prácticas que pueden llegar a límites colindantes con los delitos y hasta con éstos mismos plenamente.

Nos falta incursionar en la descripción de los mecanismos empleados por la clientela arriba mencionada.  Sabemos que hay una corrupción generalizada que no se contradice ni se hace efectiva campaña contra ella condenándola tan solo de palabra.  Sólo la inocencia de los actores o las filtraciones permitirán que nos enteremos que para los amigos hay dinero, el que es negado cuando te encuentras en el bando contrario.  La lista de mecanismos es larga en un país que no solo ha sido afectado por un proceso de corrupción como el que ha caracterizado al gremio de la construcción, sino también con mayor razón si se tiene en cuenta que es por los puertos por donde sale la mercadería que nos convierte en el mayor país exportador de cocaína, o donde la minería o la tala ilegal de árboles sólo es denunciada cuando choca con intereses extranjeros ya que las noticias locales solo aparecen cuando, aparentemente, tocan a la banda ubicada en el lado contrario.

Esperando poder continuar con estas notas y agradeciendo de antemano la difusión que pudieran darle a la serie completa, nos despedimos.

Con el cariño de siempre,