El 12 de setiembre publiqué en este muro un comentario sobre la imagen que guardaba de un partido de fútbol internacional de la selección nacional relacionada con Pizarro y un tempranero penal.

El árbitro se dirigía al jugador peruano en momentos críticos en que iba a disparar el penal con una clara consecuencia de distraerlo y éste fallara la ejecución del mismo.

La imagen que guardo ahora del partido de ayer es la del árbitro cobrando una falta inexistente, casi inmediatamente después que adelantáramos el marcador con un gol relativamente tempranero.  Incluso la sanción fue acompañada con una tarjeta amarilla, lo que debía tener influencia en el ánimo del jugador y en todo el equipo.

Si bien la reacción del peruano fue la de discutir con el árbitro, creo que ahora se notó un mejor trabajo del sicólogo ya que, en todo el tiempo que siguió, todos los jugadores mostraron mucho aplomo a pesar de tener el arbitraje en contra.  Creo que la nota del sicólogo hubiera sido sobresaliente si el jugador peruano no le discutiera al árbitro.

Lo arriba expuesto, nos lleva a un tema de fondo como lo es el poco peso de la dirigencia peruana a nivel internacional en todas las disciplinas, lo que debería formar parte de un hipotético Plan Estratégico de Desarrollo del deporte nacional.