Acciones para recuperarse de los traspiés políticos que deja la alianza política plutócrata-caviar

Mucho se ha comentado, al término del discurso, sobre la confusa interpretación de la historia que hace Pedro Castillo con lo que convierte medias verdades en medias mentiras, entrando en varias contradicciones que el tiempo se encargará de dilucidar.  No insistiremos más allá de advertir al Presidente que está totalmente equivocado; que si en nuestro país hay un fuerte sentimiento patrio, lo es al interior de la República donde la guerra con Chile es recordada cotidianamente; que en las ceremonias domingueras es básico el reconocimiento del permanente valor de las FF.AA., en especial si del ejército se trata; y qué decir del embanderamiento general por Fiestas Patrias el cual involucra hasta las viviendas más remotas de nuestro accidentado país.

El discurso de Fiestas Patrias comienza priorizando el sector salud en que al parecer defiende un ideal de gestión corporativa que unificaría la administración del sector en forma piramidal al más puro estilo del siglo XIX, contrariando la oportunidad de incorporar nuevos modelos organizacionales que utilicen intensamente las modernas tecnologías de la información (TI) permitiendo que las actividades se agrupen funcionalmente en tres grupos: el operativo, el financiero y el logístico; en que el operativo estaría conformado por los frentes de atención al público de ESSALUD, MINSA, SISOL, FF.AA., privados, así como cualquier otro que surja con mayor valor competitivo.  El grupo financiero centralizaría las actividades de cobranza y el pago a las unidades operativas por los servicios prestados a los usuarios del sistema.  El grupo logístico se encargaría de las compras y el abastecimiento a las unidades operativas y la cadena de boticas que se afilien a un sistema de franquicias a ser creado, pudiendo llegarse a la centralización de las actividades de mantenimiento, de tomarse la decisión política del caso.

Es muy cuestionable la carga sentimental que supone mirar el pasado con tanto sufrimiento, desconociendo que nuestro país ha progresado de manera muy significativa en las últimas décadas; a pesar de ser verdad que las oportunidades han sido recortadas y que las burlas han calado muy  profundamente tanto en el comportamiento social, como en el sistema educativo a nivel secundario.  Entendemos que no se ha querido incurrir en simplificaciones en el diagnóstico.  Pero bien haría el gobierno  en comprender el valor del realismo cuando se estudien los problemas abandonando el proceso de ideologización que intenta recorrer, favoreciendo en cambio las interpretaciones con los pies más cerca de la tierra.

En este sistema económico, con tan elevada proporción de informalidad, nos está saliendo barata la reconstrucción de la economía.  El discurso del Presidente es poco claro sobre el rumbo que tomará la misma porque mucho se ha dicho para conseguir el aplauso de la tribuna y muy poco sobre el cómo.  Lo preocupante es que se haya omitido el recordar que no se puede cometer excesos en los gastos, porque la inflación es el más perverso impuesto que pueda crearse.

El discurso contiene muchas buenas intenciones que sería muy meritorio hacer realidad.  Experiencias valiosas en los últimos 30 años son muy ilustrativas por lo que no tenemos dudas que es posible conseguir logros importantes en este campo.  No podemos dejar de decir que el diagnóstico hecho por el Presidente adolece de realismo y certeza para llegar a las verdaderas causas de las dificultades que enfrentamos para conseguir los resultados buscados. 

Mucho se equivoca el Presidente cuando analiza los contratos con las empresas internacionales como también cuando ignora la necesidad de robustecer las medidas reguladoras del mercado.  En cuanto a la corrupción, poco dice el Presidente sobre el papel que ha cumplido la izquierda para que el caso Lava Jato se haya mostrado tan inefectivo.  Con tantos vacíos, el discurso solo consigue mantener las incertidumbres que irán quedando atrás en la medida que se vayan ocupando los principales cargos políticos y con la idoneidad de las primeras acciones que consagren las grandes líneas de desarrollo económico.