Dificultades para identificar el Bien Común en la sociedad peruana (continuación)

En notas anteriores hemos tratado de dar a conocer criterios que consideramos importantes para interpretar lo que realmente está sucediendo en nuestra realidad, en forma tal que nos permita hacer algunas proyecciones en temas de interés general con el fin de contar con alguna opinión que aprecie las posiciones del centro político como las adecuadas para conseguir un equilibrio general.

Estamos convencidos que las estrategias aplicables a nuestra realidad se deberían generar conforme a la concepción que del Perú se tiene en mente, para luego diseñar planes adecuados. Evidentemente, el Perú posee una organización política que debe respetarse.  Pero, es claro que nos hemos estado equivocando mucho desde hace algún tiempo lo que nos ha conducido a un momento político crítico en que no solo la verdad parece haber sido la primera víctima, sino que además una pandemia ha generado de improviso una instantánea de todo lo mal que hemos construido, haciendo previsible un escenario de mucha confrontación que todos los peruanos debemos considerar como posible; el cual podrá ser asimilado y corregido siguiendo los procesos electorales constitucionales establecidos para los próximos años, así como los procesos de maduración social que fluyan espontáneamente, siempre y cuando se les deje fluir libre de interferencias.  Sin embargo, están apareciendo nubarrones en el horizonte que nos hacen pensar que la lucha por la Democracia se puede ver complicada en el corto plazo, como esperamos demostrarlo en la presente nota.  Otro objetivo de la presente nota es destacar la importancia de la conceptualización ideológica que se tiene de la sociedad en que se vive, para emplearla en las previsiones de la orientación y las futuras acciones de los gobiernos, por su influencia sobre las decisiones que tomará, cuando de priorizar intereses se trata, así como también ante determinadas situaciones previsibles.

En la actual coyuntura, el COVID19 ha introducido un factor de estrés del mayor nivel posible sin llegar a constituirse en una catástrofe.  Es importante tomar nota que si existiera un modelo matemático de matriz productiva, los factores y los niveles considerados en ella deberán ser cambiados cuando termine el proceso llamado de cuarentena porque es claro que las relaciones van a ser otras, tanto por cambios en las demandas de los mercados internacionales, como en las de los nacionales.

Desde nuestro punto de vista, vemos con pesimismo como los sectores privilegiados se renuevan y robustecen, a la vez que los sectores menos favorecidos se hacen más dependientes, agudizándose las contradicciones que solo presagian una mayor importancia de los principales medios de comunicación que hasta ahora no han hecho un acto de contrición por el daño que tan efectivamente han contribuido a ejecutar, y lo siguen haciendo, en contra de nuestra sociedad.  También constatamos que el grupo dominante ve robustecida su estrategia de dominación, frente al desaliento de extensos y amedrentados sectores populares, con la que el trato discriminatorio tendrá una profundidad mayor.  El tema es claro, el grupo dominante tiene estrategia y los sectores populares indiscutiblemente carecen de ella, por lo que éstos últimos tendrán que pensar en alguna para comenzar a discutir temas como el Presupuesto Nacional y los planes y proyectos de desarrollo que se aprueben.  El tema no es sencillo y requerirá mucha participación de las partes interesadas (ver Nota 1).  Pero el problema tiene una nueva dimensión.  El día martes el ingeniero Vizcarra ha hablado de prolongar la primera etapa del proceso de control de la pandemia por un periodo de tres meses con una justificación muy dudosa, haciendo presagiar que muchos negocios en el Perú no tendrán las espaldas financieras suficientemente anchas para superar toda la etapa de ajuste, siendo muy posible que se esté generando un proceso de concentración de la propiedad, que nos hará recordar el poder que alcanzó el Banco Popular en el siglo XX.

Queremos expresar nuestra posición con la mayor transparencia posible.  Todo el contexto de los dispositivos, tal como están operando en la realidad y no como dicen que deben funcionar, parecen estar destinados a que el sector privilegiado salga bien parado de la crisis que estamos enfrentando; y, por el contrario, a que el sector informal o profundo quede más deteriorado en términos relativos, incrementando la inequidad, la dependencia y la dominación.

A esta conclusión se está llegando porque el gobierno peruano, en un primer momento, adoptó un criterio de tutelaje que con mucha facilidad introdujo un factor de rebaja en la apreciación de los derechos fundamentales previstos en la propia Constitución.  Decimos esto porque no está claro a quién se quiso favorecer; si a borrachos, rebeldes sin causa y otros grupos antisociales; o, por el contrario, a la gran mayoría de los peruanos y grupos vulnerables; exponiendo innecesariamente a policías, bomberos, enfermeras, médicos y otros miembros de la organización social.  Creemos que debió darse más importancia a la preparación de la respuesta del sector salud y colaterales, así como a las organizaciones sociales para hacer más llevadero el momento; en lugar de priorizar los elementos de control social como se ha reflejado en los hechos y alentado en los medios periodísticos que interesadamente apoyan al gobierno.  Es evidente que primaron las preferencias más cercanas al tipo de gobierno autoritario que a otros más orientados a construir democracia, quién sabe si preparando el terreno para futuras intervenciones.

Constituye un punto clave en todo este análisis, el que haya primado la interpretación ideológica del doble patrón de conducta marcando significativas diferencias en las preferencias que señaláramos en los párrafos anteriores.  Nos explicamos mejor.  Se dice que estamos en guerra, lo que no entendemos bien y, por el contrario, lo consideramos equivocado.  De estar en guerra, estaríamos enfrentado el ataque de una avanzada de la propia naturaleza contra nosotros los humanos, lo que no tendría mucho sentido, porque nosotros formamos parte de ella.  Otros argumentos que se han dado o escuchado para la acción es la de detenerlo, de frenarlo, de evitar que otras personas se enfermen;  esto entra en contradicción con el hecho que el virus no tiene cura en los plazos que estamos evaluando y que todos vamos a entrar en contacto con éste tarde o temprano.  La verdad es la contraria aunque el efecto sea el mismo; el “frenar” al virus significa ganar tiempo para que los médicos hagan su trabajo y así es como se salvan vidas.  No hemos escuchado que la fuerza del virus disminuya con el tiempo, lo que podría ser el caso en este tipo de gripe fuerte que difiere del de la polio, la rabia o la tuberculosis (Esto es tan solo una hipótesis que falta confirmar porque se trata de un nuevo virus).  En cambio, sí hemos escuchado que de no encontrar cuerpo sano para invadir, la cadena de contagio se cortará.  Esta afirmación puede ser cierta en personas que viven aisladas, pero casi imposible de cumplir en una sociedad como la nuestra en la que el sector servicios y el mayoritario informal están más expuestos en todos los órdenes.  Es mucho más previsible que el aislamiento adoptado consiga que el contacto con el virus se produzca en pequeñas dosis con lo que la inmunización podría llegar muy suavemente, pero en un plazo mayor.  Por lo tanto, estamos obligados a trabajar con el último principio en el que todos llegaremos a entrar en contacto con el virus en algún momento y no con el otro principio de fuerte aislamiento a punta de varazos que no conduce a solución prudente alguna y que solo generará rebotes por largo tiempo.  Es importante guardar la coherencia de principios en las decisiones a lo largo de todo el proceso, porque de lo contrario todo el problema se complicará.  Esto no quiere decir que no se adopten rectificaciones de llegarse al convencimiento que algunas medidas no funcionan; pero, si este este es el caso, se deberá obrar con la transparencia del caso e informar adecuadamente a la población, que tomará conciencia del cambio y adoptará las medidas que correspondan.  También es importante pensar que deberemos encontrar un equilibrio entre la pérdida de fuerza de la pandemia (por cualquiera de las razones expuestas o una combinación de ellas) y la necesidad de trabajar, a lo que deberemos agregar la salvaguarda de los puestos de trabajo, porque la de los negocios es el lado grueso de la soga; ya que salvando los puestos, se salvan las empresas que los generan y al salvar a las pequeñas y medianas se salvan las grandes.  Es por eso que urge la organización de las grandes mayorías de nuestra sociedad a la vez que se aísla a los grupos vulnerables como ancianos, diabéticos y otros en similar condición, como podrían ser los afectados por la tuberculosis.  Estas medidas deberán ser complementadas con locales para afectados de nivel intermedio al momento de iniciar el levantamiento de la cuarentena en condiciones equivalentes a las del siguiente vídeo (ver Nota 2).  También debemos estar conscientes que un prolongado periodo de cuarentena no solo traerá gran sufrimiento para los sectores menos favorecidos, sino que también abrirá los apetitos del núcleo duro del grupo dominante que querrá apoderarse de más de un negocio emblemático a los que se podrá presionar indebidamente desde múltiples dimensiones.

El gobierno insiste en el cambio de hábitos reforzando el trato vejatorio, en especial el que proviene de los medios de comunicación en lugar de facilitar las medidas de seguridad repartiendo alcohol, enjuague bucal y amonio cuaternario; como también lanzando programas de producción con empresas privadas para producir y distribuir materiales médicos y sanitarios con el fin de dar una respuesta válida ante las urgencias que se han hecho presentes.  A propósito, nos extraña que en esta ocasión el sector privado haya estado tan ausente y lejano dando la impresión que no solo están sobrepasados por las circunstancias, sino que también se han desentendido de la solución; mostrando que su compromiso se encuentra dividido y que son solo unos pocos los que decidieron apuntalar a los medios de comunicación financiado la propagación de mensajes de apoyo moral, en lugar de proporcionar ayuda real y efectiva en momentos tan graves.

Les queremos dar un ejemplo que ilustra mejor el espíritu de nuestra propuesta.  Las madres saben que es preferible enviar a sus hijos al nido para que se contagien con las eruptivas a edad temprana, porque éstas son muy graves si el contagio les aparece cuando son mayores.  No queremos decir que es lo mismo en el caso del COVID19, pero la desinformación del mensaje del gobierno es clara; en especial porque el público no sabe qué trato dar a aquellos que salen del proceso viral, recibiendo un trato de distanciamiento, que solo conduce a un callejón sin salida.  El mismo trato discriminatorio lo ha recibido el personal de enfermeras; y quien sabe cuántos otros hechos similares más, de los que no nos enteramos porque los medios de comunicación han tergiversado la función que les corresponde cumplir.  Nos ratificamos en lo dicho líneas arriba sobre la habilitación de locales para afectados de nivel intermedio al momento de iniciar el levantamiento de la cuarentena para lo cual podría habilitarse iglesias, cuarteles, etc. así como la organización correspondiente para su indispensable habilitación y funcionamiento.

La mala influencia de las razones ideológicas utilizadas quedó patente con la decisión de separar a la población por sexo al momento de salir a las calles.  El razonamiento fue tan poco acertado, que pronto fue revocada la orden impartida, dejando claro que no se está siguiendo el consejo de quienes tienen la formación, el conocimiento y la experiencia para tomar las mejores decisiones.  Lo mismo pasa con el cambio de nombre al toque de queda, que no hace otra cosa que desorientar al público.

Nosotros pensamos que el gobierno está dándole mucha importancia a consideraciones ideológicas incorrectas lo que debe poner en alerta a la población en general, porque es claro que tratará de retardar una solución que pase por robustecer las organizaciones populares, lo que se presenta como la única alternativa para contrarrestar el fortalecimiento que a todas luces viene ganando el grupo dominante y que se puede apreciar en el sinuoso comportamiento de la prensa; que, por un lado, sigue pontificando con falsa autoridad sin atenerse a principios éticos aprobados en los niveles pertinentes de su organización; y, por otro, está presionando al gobierno para que renueve el subsidio que consolida una relación muy tóxica entre ambos poderes, uno oficial y otro económico, del cual el primero no ha hecho el más mínimo esfuerzo para superarlo, por razones que todavía no están claras; mucho menos los límites hasta los que está dispuesto a llegar.

No podemos dejar el tema sobre la toma de decisiones y su vinculación con el proceso ideológico en el desarrollo de nuestro país, si no mencionamos un importante aspecto dejado de lado hasta el momento.  Desde nuestro punto de vista, debió darse más importancia al aspecto de los Derechos Constitucionales que se estaban defendiendo, al momento de aprobar tan graves medidas afectando a la población en general y que justificaban el estado de emergencia (ver Nota 3); prefiriendo en cambio el atarantamiento, así como la generación de miedo y pánico, revelando pobreza en el aprecio por la calidad humana, así como el limitado panorama de quien ocupa el cargo de Jefe de Estado.  Insistimos en que el gobierno debió informar a la población en general, la gravedad de la situación que justificaba la declaración de una emergencia con suspensión de las Garantías Constitucionales, que más se debía a las limitaciones reales en que se estaba enfrentando el virus que se aproximaba, las cuales no contribuían a lograr el tratamiento óptimo buscado, alentando a la población a suplir y paliar las carencias con sus propias iniciativas.  El gobierno hubiera demostrado estar consciente del sacrificio que se estaba demandando al pueblo peruano si, desde un primer momento, hubiera expresado su pesar y hasta decir que sentía vergüenza ajena y también propia por la escasez de medios en que nos había sorprendido la pandemia, así como el papel que jugó el sistema de prioridades vigente en los órganos de gobierno; en lugar de seguir apuntalando económicamente a los medios de comunicación para que sigan manipulando a la opinión pública en términos abusivos, para que acepten su destino, ocultando las verdaderas razones del entorno vigente, producto de un sistema de prioridades ilegítimo y de promesas incumplidas que aparentemente nunca tuvieron intenciones de cumplir (ver Nota 4).

A la explicación de las razones jurídicas, debió seguir la explicación del aspecto médico con la visión del experto.  Para nosotros está claro que el aspecto ideológico no deja comunicar con claridad al ingeniero Vizcarra sobre el problema que nos viene afectando.  No queremos insistir mucho en el tema para no dar una mala impresión y porque las medidas de aislamiento son las adecuadas hasta ahora, teniendo en cuenta la mala preparación en que nos encontrábamos al inicio de la pandemia.  Siempre queda el consuelo que el problema pudo ser mayor, si el virus hubiera tenido características más severas.  Si de comunicar se trata, mejor hubiera sido contar con un modelo matemático que ayude a visualizar la influencia de cada factor, dadas las limitaciones propias del lenguaje verbal que no nos han permitido captar con claridad lo que se quiso dar a entender; y, menos aún, si el ingeniero Vizcarra comprendía el problema o nos estaba tratando de sorprender.

Nos vemos en la obligación de replantear el problema con el fin de comunicar mejor nuestro punto de vista.  Evidentemente, nuestro análisis es relativamente simple por la incompleta información que se ha dado a la población en general, producto de la poca transparencia con que se viene manejando el país en los últimos 20 años y más.  Creemos que debió mostrarse con claridad las deficitarias condiciones en que nos encontraba el inicio de la pandemia y lo que se pensaba hacer en los cortos plazos que se estaban anunciando.  Es decir, cuál era el compromiso del gobierno, el que no solo ha brillado por su ausencia; sino que, por el contrario, quiere enrostrar toda la culpa al pueblo peruano, como si fuera un peso que hubiera sido mejor no existiera, al parecer, por el peligro que significa para los planes que con tanto cuidado guarda bajo 7 llaves.  Mucho nos hubiera gustado recibir información de su razonamiento con el fin de colaborar, con la lealtad que corresponde, a una mejor interpretación de la realidad, lo que no ha sucedido por la falta de rigurosidad en lo que se dijo, dando la impresión de querer continuar con la manipulación que los medios más importantes han tratado de sostener hasta que las contradicciones se han hecho tan evidentes que ahora están tratando de salvaguardar su imagen, comenzando a informar con tibieza las dificultades que están apareciendo; hasta que se presente una nueva oportunidad para renovar los ataques de odio en condiciones más favorables.  A esta conclusión llegamos porque hasta ahora no han dado muestras de arrepentimiento alguno por el daño causado a la sociedad.  Peor aún, esta crisis estuvo fuera de los cálculos en todo el mundo, con lo que surge una oportunidad para un sector de la economía mundial, y de la local también, que la ven como una inmejorable ocasión para comprar negocios apetitosos a los cuales puedan ajustar en razón de algún descuido, en especial en la función financiera.  Demás está decir que las dimensiones de este nuevo proceso está en manos del ingeniero Vizcarra que al parecer quiere prolongar innecesariamente todo el proceso de recuperación, perjudicando a unos y beneficiando a otros, que podrían ser los miembros del grupo dominante con lo que incrementarían su poder de dominación sobre la sociedad peruana.

Con mucha tristeza vemos como la ideología se sigue imponiendo a lo razonable y al conocimiento profesional.  Un ejemplo lo vemos en las pruebas y los comentarios que la ciudadanía ha recibido de las autoridades que, se supone, entienden lo que dicen.  Nosotros no vamos a comentar más que el decir que nos tenemos que ir acostumbrando a comer puré de papa con camote, porque no otra cosa se puede entender al querer mezclar dos metodologías que tienen que emplearse por separado al utilizar dos instrumentos tan diferentes en su naturaleza. Es como decir que si se cree mujer lo es, aunque científicamente califique como hombre.  Cualquier otro argumento parece ser pérdida de tiempo.  Lo mismo parece ser con el proceso electoral de elecciones generales del año 2021.  Toda hace pensar que se tratará de acomodar las cosas para que el ingeniero Vizcarra pueda postular a la Presidencia de la República con la ventaja que le da el estar a cargo del gobierno.  No otra cosa puede entenderse de la larguísima perorata con la que abrumó a la población el día de martes a mediodía.

Lo mismo puede decirse de los efectos de la ideología cuando hicieron referencia a la necesidad de detectar a los asintomáticos, que más parece un extracto de la novela “1984”.  Primero habló el ingeniero que dio la impresión que seguía hablando de lo que no entendía, pero luego habló otra persona que dio una explicación más entendible, pero que más parecía una demostración de poder arbitrario de quienes hablan cotidianamente con uso y abuso del doble patrón de conducta.  Este argumento nos devuelve al tema de los Valores y Principios porque la ideología del doble patrón de conducta nos lleva a aceptar como válidos los dichos de “a mis amigos, todo; a los otros, la Ley” o el de “si no estás conmigo, estás contra mí”.  Cuando prima el doble patrón de conducta, es fácil encontrase con situaciones en que se dice una cosa y se hace otra;  en las que todo puede ser justificado porque no habrá límites, ni orden que respetar.  De todo esto, solo podemos decir que grave responsabilidad recaerá en las personas que apuntalen un comportamiento como el señalado, ya que no van a poder decir que no entendían lo que estaba en juego o que solo cumplían órdenes, como los procesados en los Juicios de Núrenberg.

Es importante regresar a la descripción del proceso de contagio con el fin de evaluar la coherencia de las medidas que se han dictado y que están obligando a la ciudadanía a someter su libertad y otros derechos que el Estado tiene la obligación de garantizar, así como las por dictar con el fin de incentivar la colaboración ciudadana.  La pandemia nos ha tomado por sorpresa y con las defensas en el peor estado posible.  Esta situación fuerza a que se tomen medidas de control distinguiendo las condiciones iniciales de las que seguirán para normalizar el diario quehacer.  En términos gruesos, lo primero condiciona el número de bajas y lo segundo el colapso del sistema médico, así como el económico.  Teniendo en cuenta nuestra situación al momento que el COVID19 nos alcanza, no se puede estar en contra de una medida de aislamiento, pero es claro que otras debieron haber sido las consideraciones que debieron prevalecer porque se ha sometido a la población en general a un inaceptable trato vejatorio que descalifica a quienes dictaron las disposiciones que lo impusieron.  Se ha podido estructurar un plan de aislamiento por sectores en lugar de priorizar el frío pensar de financistas que sobrevaloran el poder del dinero en contra del valor del contacto directo de las obras.  Ya hemos expresado nuestra posición sobre la necesidad de apoyarse en las iniciativas de la población a la que se debe dar directivas generales en lugar de la política del varazo y las multas que solo reflejan una formación propia de épocas pasadas.  En los hechos, con los primeros 14 días en que no se pudo ser tan estricto con el aislamiento por razones que a todos nos consta, no parece lógico seguir con una política que imponga aislamientos generales y no específicos para poblaciones vulnerables.  En especial si se tiene en cuenta que hubo demora en decretar las medidas de aislamiento, siendo lo más probable que el virus hubiera entrado con muchos días de anticipación dado que no existía filtro alguno en los ingresos internacionales.   Tampoco se puede negar que hubo otras ocasiones para el contagio anterior a las medidas si tenemos en cuenta la realización de un clásico de fútbol peruano cuando ya se tenía la pandemia encima y cuya cancelación hubiera sido un fuerte mensaje sobre el peligro que representaba la presencia del virus que se estaba anunciando.

La información que se da en el Perú contrasta con la que se recibe del extranjero.  La información de la televisión local parece orientada a crear miedo y desinformación.  No hay datos confiables, son pura repetición de información aislada que no dan una idea clara de lo que está sucediendo, en principio por que no se tiene conciencia de lo que es una muestra y lo que significa difundir información que aparenta haber cumplido con elementales reglas del conocimiento profesional, cuando todo indica que no ha sido así.  Es ineludible que el Estado asuma un claro papel de informar, con responsabilidad, precisión y conocimiento, lo que está pasando en la realidad y no dejar la divulgación del punto de vista oficial, en manos de periodistas más interesados en el rating y en defender intereses particulares con los cuales están vinculados.

Se supone que el Estado tiene la mejor información sobre los fallecidos, estando en condiciones de confirmar que la casi totalidad de los difuntos pertenece a los grupos vulnerables, confirmando lo sucedido en otros países.  Nos preocupa que el Estado siga afirmando que el alto número de “bajas” se deba a grupos de “irresponsables” que no guardaron el distanciamiento que correspondía “para evitar los contagios”, lo que en el fondo no es verdad.  La “invasión” del virus es tan rápida que el número de “bajas” obedece fundamentalmente a la situación de vulnerabilidad en que nos encontrábamos al inicio de la pandemia.  Se puede deducir que el virus llega a nuestro país cuando los que viajaron al exterior comenzaron a regresar o los turistas extranjeros llegaban procedentes de lugares donde la pandemia ya estaba haciendo de las suyas.

Al respecto se puede decir que no hay estudio alguno que avale la afirmación que son los irresponsables los que están causando las muertes.  Más significativos serían los contagios por las malas condiciones hospitalarias o de reclusión en que al parecer poco se está haciendo.  Más saludable sería que hubiera un claro esfuerzo por mejorar la logística del abastecimiento y la difusión de buenas prácticas como el lavado de manos y el uso de mascarillas y anteojos protectores, tanto para no contagiarse y más para no contagiar a otros.  Haría bien el gobierno, si facilitara instalaciones portátiles para que las personas encuentren soluciones al tomar vehículos de transporte público, etc.  Son muchas las personas que van a ser gravemente afectadas por pertenecer a grupos vulnerables, justificando apoyo adicional al normalmente impartido. 

Es importante tomar conciencia que los sectores mayoritarios de nuestra sociedad están quedando muy disminuidos en su capacidad para enfrentar sus obligaciones cotidianas, si las comparamos con las anteriores a la aparición de la pandemia, por lo habrá que reforzar las soluciones de largo plazo, con énfasis en las organizaciones sociales, sin que esto signifique dejar de lado el mini plan Marshall del que ya hemos hablado (ver nota 5).

Cuando nos llegó la pandemia, el gobierno dictó medidas que la población ha sabido soportar, a pesar de que los medios de comunicación impulsaron el miedo y el pánico, por las dudas y la desinformación que sembraron.  Pero el día de ayer se dictaron nuevas medidas que no tienen soporte alguno al tratar de continuar imponiendo el esquema de dominación que nos está condenando al subdesarrollo.  Por lo que se conoce de la pandemia, así como por la práctica adoptada en otros países, no se entiende en qué está pensando el gobierno cuando pretende prolongar el control social con un cronograma que afecta los próximos procesos electorales.  Faltan elementos de juicio, por ahora, para llegar a mayores conclusiones sobre las ventajas que está obteniendo el grupo dominante en relación con las falencias de los procesos anticorrupción y el uso responsable de las reservas internacionales que pueden verse afectadas por los juicios en el exterior y la evolución de la deuda pública. Tampoco está definido el esquema que se utilizará para que en nuestra economía no se produzca una mayor concentración de poder, por lo que urge pensar en medidas antimonopolio con el fin de salvaguardar la economía social de mercado dispuesta por la Constitución. Por último y no por eso menos importante, es conveniente ir pensando en una renovación generacional impuesta por circunstancias ajenas a nuestra voluntad.

Con el cariño de siempre,

Notas anteriores sobre el tema: https://reddeportiva.net/principal/?cat=200

Nota 1: https://www.youtube.com/watch?v=zRaxQB33Nm4

Nota 2: https://www.youtube.com/watch?v=kMzNhjn3Djw 

Nota 3: https://www.youtube.com/watch?v=Kv2_ldpyA2o  

Nota 4: https://www.youtube.com/watch?v=n1fyWON0l3Y  

Nota 5: https://www.youtube.com/watch?v=ytLQDDxEi9E