Dificultades para identificar el Bien Común en la sociedad peruana (continuación)

Afirmamos que dicha “verdad” ha sido una ficción concebida con el fin de superar las inquietudes que levantó, desde su lanzamiento y durante su ejecución, el gigantesco engaño o estafa del que hemos sido víctimas.  Afirmamos que el proceso seguido es de la mayor perversidad que hubiera sido posible imaginar, porque contenía una gran dosis de anestesia y amenaza que les permitiría tanto la puesta en marcha como el control de su evolución. Se dio gran importancia a argumentos sibilinos, con participación de instituciones de mucho prestigio, con los que se extendió un pesado velo que ocultó la verdad de la propuesta obstaculizando cualquier intento que pudiera pedir la interrupción del ilegítimo proceso. Se dieron maniobras de distracción y contraofensiva para neutralizar y diluir cualquier oposición que pudiera aparecer en el camino.  La implantación de un proyecto político dictatorial, en la medida que lo permitieran las circunstancias, nunca dejó de estar presente.  La ejecución de medidas de persecución y amedrentamiento de líderes de oposición y de la población en general, con gran similitud con el proceso histórico de un siglo atrás, tampoco.  Y por último, pero no menos importante, también se previó una retirada ordenada que consolidara el mayor beneficio que pudieran lograr, en caso ocurriera algún traspié que significara la prematura liquidación del proyecto en sí. 

Esta última afirmación se basa en que el futuro daño requería una estrategia integral que engañara a la opinión pública a través de los medios de comunicación; comprometiera selectivamente a personas de pocos escrúpulos; aplicara en toda su potencia la ventaja que tienen los delincuentes organizados de poder seleccionar e impulsar a quienes se mostraban permeables a sus propuestas; exigiera y consiguiera un ordenamiento legal y normativo que facilitara procedimientos destinados a favorecer sus iniciativas, permitiendo la arbitrariedad cuando se tratara de aplicarlas a los contrarios; pusiera en práctica procedimientos muy complicados de doble canal para la entrega de coimas, lo que permitiría la utilización de nuevos argumentos legalistas; intentaría neutralizar las instituciones previstas en la Constitución teniendo como opción el golpe de estado; entre otros elementos que sería largo enumerar.  ¿Exageramos? La respuesta la pueden encontrar en la serie “El Mecanismo” y la seguridad que tienen los corruptos sobre la confiabilidad de sus elaborados procedimientos.

La perversidad mayor se encuentra en el hecho que el daño sería financiado para que no pudieran surgir señales oportunas de las falsas promesas con las que habían justificado todo su planteamiento; así como también, dificultar todas las acciones legales que pudieran emplear las autoridades, cuando reaccionara la opinión pública, mediante la transferencia contractual de sus derechos en favor de terceros que pudieran alegar una saneada titularidad amparándose en las exenciones de la buena fe.

La actuación de la corrupción ha contado con gran ventaja y alevosía.  Ha utilizado todo tipo de recursos, tanto para disfrazar sus planes como para conseguir la aprobación de las más descabelladas iniciativas.  Felizmente, los peruanos tenemos derechos que podremos utilizar, siempre y cuando exijamos el diseño de una estrategia tanto inteligente como realista, que contrarreste con objetividad la desidia con la que se ha actuado hasta la fecha la cual, en alguna medida, nos estamos negando a admitir.

Este gigantesco plan de corrupción caminó viento en popa hasta que se produjo un significativo traspié cuando Odebrecht fue sancionada por actos ocurridos en el exterior, más específicamente en los EE.UU. de América, ante cuyas autoridades reconocieron que habían incurrido en sobornos para conseguir la adjudicación de obras en Latinoamérica, incluyendo el Perú.  Este fue un momento decisivo de la mayor importancia porque, a partir de que el hecho fuera conocido por la opinión pública, se ha podido jalar el hilo que servirá para deshacer la madeja completa del tejido de corrupción que maneja el sector de la construcción en nuestro país.  Es claro que los corruptos podrán alegar que nosotros los peruanos también tenemos responsabilidad para que se hayan dado los hechos que lamentamos.  Es por eso que nosotros tenemos que hacer efectivas las responsabilidades penales y las reparaciones que corresponda en un delicado equilibrio que exige la intervención de profesionales altamente calificados, así como la acción coordinada de las más altas autoridades nacionales, siendo claro que hasta la fecha no ha sido así. 

A la luz de los hechos, con una situación tan compleja, lo menos que se requería era una campaña mediática apoyada desde el gobierno como la que hemos tenido, la cual más obedeció a intereses políticos de corto plazo, que a un verdadero interés por el desarrollo nacional.  Ahora que gran parte de la trama está a la vista, es de esperar que el Gobierno Central genere las medidas correctivas del caso con el fin de no perjudicar la defensa de nuestros intereses y continuar exponiéndolo a la crítica que en nuestro país no se respeta el debido proceso, ni la independencia de poderes.

A estas alturas del razonamiento, es importante destacar que por primera vez en nuestra historia no se discute la existencia de un “club de la construcción”.  Cuando todo esto termine, esperamos que suceda lo mismo con el “núcleo duro” del grupo plutocrático que maneja nuestro país a su antojo.  También esperamos se identifique y sancione en la forma que corresponda al círculo “clientela” que lo apoya con tanta efectividad, como perjuicio genera para la institucionalidad de nuestro país y para todos los sectores que con buena fe ponen el hombro para edificar un Perú mejor.

Una pregunta cae de madura.  ¿Cómo es posible que nuestra institucionalidad no haya sido suficiente para frenar un engaño como el descrito líneas arriba?  Desde nuestro punto de vista, se debe a que toda relación creadora de derechos y obligaciones entre las partes debe iniciarse sobre la base de la buena fe.  Es decir, que cada parte cumplirá fielmente con los compromisos asumidos.  Es a partir que se dan los indicios de que se están alterando las reglas, que comienzan a generarse las fricciones con voces de protesta que no han podido ser acalladas manteniéndose un estado de crispación, que si bien es necesario disminuir, esto no va a ocurrir sólo con palabras; se hace necesario la aparición en escena de nuevos hechos que convenzan a la opinión pública que se están tomando apropiadas medidas para el caso.  El proceso anticorrupción seguido por nuestras autoridades continúa en la condición de pronóstico reservado, por falta de claridad tanto en las estrategias como en las responsabilidades.

Una primera conclusión a la que podemos llegar es que el daño sufrido por el país pudo y puede ser peor.  Estamos convencidos que el daño puede ser detenido de tomarse las decisiones correctas, así como también recuperar algo de lo ya expuesto para lo cual todos debemos cumplir con nuestro deber y con las responsabilidades que nos corresponden.  En caso contrario, lo único que vamos a ver son evasivas y persecuciones, para lo que también debemos estar preparados.

Que existe la cuestión de Valores y Principios en toda sociedad, no debemos tener duda alguna.  De eso pueden dar prueba los principales líderes del mundo (ver Nota 1).  Sin embargo, en toda la campaña anticorrupción no encontramos que se le esté dando la importancia que realmente tiene.  Este hecho nos obliga a poner en duda la autenticidad del llamado proceso anticorrupción, que actualmente se está desarrollando en nuestro país, así como la dirección que ha tomado hasta la fecha.  Llama la atención que el tema de los Valores y Principios no reciba apoyo de los más altos niveles de gobierno, de los medios periodísticos, como tampoco de los principales líderes de opinión.  Y es que el tema ha sido intencionalmente desacreditado con el fin de anular toda la fuerza y efectividad que podrían alcanzar estos argumentos, cuando de decantar las acciones y fijar objetivos se trata.  En Reddeportiva.net hemos venido desarrollando el tema mediante el mecanismo de señalar el nivel que tienen determinados valores y principios al interior de la escala con la cual opera nuestra sociedad en su diario quehacer y la necesidad de mejorarla subiendo o bajando, mediante procesos educativos especializados, la ubicación que en los hechos se le otorga a cada valor o principio analizado. 

Otro factor que ha contribuido a desalentar este tema es el carácter cortoplacista de la lucha política en nuestro país.  Esta realidad se puede entender por las grandes dificultades que enfrenta nuestra población; pero no se puede dejar de mencionar que, de no haberse dilapidado recursos como lo ha hecho la corriente de corrupción que nos afecta, otra sería la situación.  La población tiene que sostener el impulso que aparentemente ya se inició con la elección del nuevo Congreso Nacional, poniendo atención a las encuestas de todo tipo que sistemáticamente realizan las encuestadoras y los medios de comunicación; ya que, al parecer, quienes financian las campañas tienen muy presente la evolución de la opinión pública en los temas que les interesa; siendo de la mayor importancia hacerles notar que las acciones de largo plazo tienen el más alto grado de prioridad.

Otra característica de buen gobierno que tiene que ser alentada por la opinión pública, son los enfoques integrales con los que se debe abordar las grandes decisiones, las que normalmente corresponden a los niveles de mayor jerarquía, porque de lo contrario tendremos como resultado el descuartizamiento de nuestro país y la consecuente pérdida de recursos, esfuerzos y voluntades, alejando una vez más el tan anhelado desarrollo.

Uno de los valores que felizmente está siendo impulsado por la sociedad es el de un mayor respeto por los otros.  En Reddeportiva.net también hemos mostrado interés por el mismo, habiendo planteado por escrito algunas consideraciones que usted podrá encontrar en la Nota 2. 

El tema de los Valores y Principios es muy amplio y nos sentimos obligados a seguir argumentando sobre ellos en próximas notas, siguiendo lineamientos que usted podrá encontrar en nota de fecha 23/06/2019 bajo el título “El momento de la verdad ha llegado (bajo su responsabilidad queda el ver a través de la neblina)” y cuyo enlace usted podrá encontrar en la Nota 3.

No obstante, con el fin de tomar un atajo que nos permita ganar tiempo, no podemos dejar de mencionar algunos elementos a los que podríamos denominar “antivalores” que deben ser ajustados hacia abajo, como lo es el sentido del dicho “a mis amigos todo, a los otros la Ley” y otros hechos que configuran el muy generalizado “doble patrón de conducta”.

Lamentablemente la nota está quedando muy larga, por lo que solo agregaremos que no se puede pasar a un segundo plano el tema de Odebrecht y el Club de la Construcción.  Líneas arriba hemos afirmado que se deben introducir algunas medidas correctivas en relación con una verdadera política de independencia de poderes, así como el que se asuman las responsabilidades que correspondan conforme a los roles que vienen desempeñando las autoridades, en especial la Presidencia de la República que no se puede librar de su responsabilidad estratégica, ni de la asignación de los recursos necesarios, en línea con un país que es cuna de una de la civilizaciones originarias de la humanidad.  En ese sentido, no podemos más que mostrar nuestro desacuerdo con lo expresado en el vídeo cuyo enlace adjuntamos (ver Nota 4).  Reconocemos que corresponde al Ministerio Público la negociación de los beneficios que le va a conceder a quienes hayan cometido delitos.  Lo que no entendemos es que se siga sosteniendo el convenio firmado con Odebrecht, cuyo cese sí está en manos de la Presidencia de la República en razón que la firma beneficiaria haya tratado de burlarse nuevamente de los peruanos entrando por la puerta falsa, lo que la descalifica sin desmedro de las pruebas aportadas, en especial cuando se puede utilizar la delación de otras empresas miembros del Club de la Construcción como Graña y Montero o COSAPI para demostrar que la arriba nombrada ha conseguido términos leoninos en contra del Estado Peruano, manteniendo el delincuente un indebido control de la verdad que entrega, lo que podrá ser corregido parcialmente con adicionales acuerdos de colaboración, sin que esta condición permita validarlo en su naturaleza.  También contamos con las facilidades de otros convenios como el suscrito con el Ministerio Público del Brasil.  Con todos estos elementos, podremos tener, ahora sí, una sólida estrategia en defensa de la posición peruana, con la cual podamos llegar a una solución definitiva.

Con el cariño de siempre,

Notas anteriores sobre el tema: https://reddeportiva.net/principal/?cat=200

Nota 1: https://www.youtube.com/watch?v=yMqTe-xtpWo 

Nota 2: https://reddeportiva.net/principal/?page_id=2978 

Nota 3: https://reddeportiva.net/principal/?p=115898 

Nota 4: https://www.youtube.com/watch?v=krHwFDmcsAk