No creemos conveniente seguir desarrollando por ahora este razonamiento porque es fácil darse cuenta que va a ser atacado como “teórico”, “fuera de la realidad”, “sin los pies en el suelo” y de muchas cosas más.

Por lo tanto, invertiremos los argumentos regresando al relato de los hechos y decisiones críticas que nos han llevado a la actual situación, tratando de ser lo más ilustrativo posible.

No quisiéramos cortar esta forma de presentación sin dejarles un ejercicio o quizás sea más conveniente llamarle adivinanza.  ¿Fue una buena idea hacer un estadio como el Monumental de Universitario de Deportes? ¿Era previsible que hubiera oposición al proyecto? ¿Eran previsibles las reacciones vandálicas extremas de ciertos activistas? ¿Quiénes se beneficiaban y quiénes se perjudicaban con estos actos?  ¿Representa el Estadio Nacional una competencia desleal para éste y otros escenarios? Les pedimos abstenerse de enviar sus opiniones hasta que les informemos las vías que serán utilizadas para el caso y la forma de presentación de las mismas con fines de facilitar su proceso; para lo cual sí les pedimos sus sugerencias en el momento y la vía que estimen conveniente, dado lo delicado del caso.

Tampoco podemos dejar de mencionar la desigual lucha política que viene aconteciendo en nuestro país en el que los medios de comunicación emplean abundantes recursos para imponer sus preferencias versus el lado contrario que se muestra escaso de apoyo.  Lo grave de este asunto es que los recursos no solo están fuera de toda proporción razonable, sino que las preferencias de los primeros se encuentran alineadas tanto con los grupos de poder que se han beneficiado de una intencional alienación social, del debilitamiento de las auténticas organizaciones de defensa social, así como de una conducta social intencionalmente distorsionada con el fin de debilitar las fuerzas de oposición a proyectos que favorecieron el proceso de corrupción más grande que haya conocido nuestro país.  Los hechos son bastante claros.  No creemos que los grandes medios tengan todos los mismos intereses; pero es muy sintomático que los enemigos comunes, blanco de sus ataques, sean los mismos.

En notas anteriores habíamos mencionado que la Guerra del Pacífico marca un quiebre en el concepto del Proyecto Nacional.  Conocido es que Chile se conducía bajo la Doctrina Portales que no tenía equivalente en el Perú.  Es más, nuestro héroe nacional Miguel Grau Seminario consideraba este enfrentamiento como una guerra civil, trasluciendo el proyecto social final que deseaba para la sociedad en que vivía.

El proceso de desarrollo social que sigue a la Guerra del Pacífico está lleno de dificultades hasta llegar al año 1914 en el que no solo se impone una solución política autoritaria en nuestro país, sino que se abre la nueva ruta comercial vía el Canal de Panamá que representa la llegada de un poderoso abanico de oportunidades que dan impulso a importantes proyectos de irrigaciones, principalmente ubicados a lo largo de toda la costa, y urbanísticos, principalmente en la ciudad de Lima, impulsados durante el gobierno de Augusto B. Leguía.

En el lapso referido por los dos párrafos anteriores, a nuestro país no le faltaron proyectos de todo tipo para lo cual recomendamos dar una hojeada a los libros de historia; lo que contrasta notablemente con los momentos de paralización a los que hemos llegado en el presente año de 2019, en el que el origen de las iniciativas parece haberse trasladado al exterior de nuestro país; lo que exige una explicación.

Es oportuno destacar el cómo surge y crece un sentimiento por alcanzar un nuevo diseño para el Proyecto Nacional.  A comienzos del siglo XX, la agenda nacional se transforma y se prioriza la demarcación de las fronteras, los medios para la defensa nacional, el desarrollo económico y urbano, la organización política y muchos otros temas relativos a la construcción de una nación que reconozca y respete a sus ciudadanos.  Con lo dicho no queremos afirmar que la lucha política se convirtió en angelical, pero sí podemos decir que se estaban dando pasos hacia el manejo de una situación compleja, en un mundo que evolucionaba también a pasos acelerados, que mostraba interés por una nueva problemática sin precedentes que seguir.

A la vez que comienzan a organizarse las fuerzas sociales, también se perfilan fuerzas contrarias con el fin de consolidar privilegios.  Las siguientes décadas, a partir del golpe de estado que derroca al Presidente Leguía, se caracterizan como de transición en las que la lucha política no daba cuartel, llegándose a la persecución de los contrarios y el alineamiento con los movimientos y poderes mundiales, complicando aún más la construcción del Proyecto Nacional.

También se caracterizan  por la consolidación de nuevas relaciones entre el poder derivado del dinero y los poderes públicos, consolidándose un poder agrario como otro financiero.

También queremos destacar la importancia de un hecho que por alguna razón es ignorado por la opinión pública y que para nosotros es el responsable de grandes cambios en la estructura de la población  actual.  Se trata del Canal de Panamá que se inaugura en el año 1914 al que consideramos como la causa remota que la ciudad de Lima pudiera pasar de menos de 300 mil habitantes a más de 9 millones en poco más de 100 años.  Lo mismo es válido para el hecho que por primera vez la costa peruana tenga más habitantes que la sierra, con lo que se altera una vez más la correlación de fuerzas y el diseño de un Proyecto Nacional consensuado.

A mediados del periodo señalado en el párrafo anterior, se llega al gobierno de Manuel Odría durante el cual se pone en marcha un modelo de industrialización basado en la sustitución de importaciones, la modernización del sector minero con la aprobación de un nuevo Código de Minería, el robustecimiento del poder agrario mediante obras de infraestructura hidráulica, e incluso el fortalecimiento del poder financiero con el manejo privado de los incrementados fondos del Estado, como también innovación en los programas sociales, modernización urbana, mejoras en la infraestructura de transporte y el surgimiento de nuevas industrias, actividad pesquera y comercial.

Hemos dicho que durante este gobierno nuestro país dejó de ser administrado como una gran hacienda pasando por un periodo de transición hacia una gestión moderna del Estado.  Especial mención merece el partido político Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) que desde su fundación en el año 1924 fue adquiriendo mayor control sobre los movimientos populares sobrepasando a aquellos de extrema izquierda en lo que a representación de reivindicaciones y defensa de los derechos de los trabajadores se refiere.

El APRA llegará a aglutinar mucha de la protesta popular al gobierno de Leguía y siguientes, pasando por un éxito político con la llegada al gobierno del Presidente Bustamante y Rivero.  En un entorno de controversia y confrontación, pierde el acceso a los mecanismos del poder legal y es objeto de una fuerte represión por el General Odría a partir de su exitoso golpe de estado en el año 1948 contra el último de los presidentes aquí mencionados.

Llegado el proceso electoral del año 1956, el APRA negocia su reconocimiento y pleno ejercicio de su actividad como partido político alineado con el ordenamiento legal y constitucional, superando el artículo de nuestra Constitución que prohibía la presencia política de organizaciones internacionales y que le fuera aplicado de manera muy particular.  En estas circunstancias, la dirigencia de este partido imparte la consigna de votar por Manuel Prado quien es elegido por segunda vez para ocupar la Presidencia de la República.

Con el reiterado pedido para disculparnos por tan larga nota, nos despedimos con el ofrecimiento de dar más énfasis al análisis de los factores del poder y no tanto a la historia que ustedes pueden profundizar con más detalle consultando los libros correspondientes.

Con el cariño de siempre,

Notas anteriores sobre el tema: https://reddeportiva.net/principal/?cat=200

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