Constituyente y cuestión de confianza

El problema político del Perú puede plantearse como una competencia, entre autoritarios y democráticos, por definir los intereses supremos a defender, así como la organización que adoptará el Estado para garantizar su cumplimiento, su defensa y su capacidad para mantener la autenticidad de los mismos. El dilema que enfrenta el Perú puede plantearse en cómo lograr que dicha competencia se sujete a reglas que se caractericen por su lealtad, evitando una quiebra de la Paz Social. En Reddeportiva.net opinamos que estamos enfrentando un reto mayúsculo debido a un cúmulo de razones que podemos agrupar en dos posiciones. Aquellas impulsadas por quienes predicaron o aún practican un comportamiento ambiguo dedicado a imponer valores de dudoso valor tanto moral como práctico, de un lado; y los otros que resultan ser víctimas de los primeros. No creemos que lo dicho nos haga caer en maniqueísmo, no solo por la ferocidad del ataque que está quedando registrado en la Historia; sino también por la profundidad del daño. Aun así, los mayores ataques (ejecutados con las campañas mediáticas de la gran prensa) siguen sin ser reconocidos; y, el copamiento del Estado (si bien ha perdido algo de su impulso) no deja de buscar una forma de salir airoso y con su prestigio incólume. En otras palabras, la lealtad brillará por su ausencia haciendo prever que los ataques volverán a producirse, desde todos los frentes que se nieguen a acatar las nuevas reglas, de presentarse condiciones favorables. En consecuencia, no podemos dejar de trabajar con vehemencia en todos los aspectos que tengan la finalidad de conseguir la unidad de Valores y Principios, así como en el diseño y aprobación de las buenas prácticas que permitirán distinguir al movimiento democrático de los otros cuyas acciones signifiquen no solo una falta de respeto, sino también una búsqueda del fracaso de toda buena gestión con la finalidad de conseguir el cambio de régimen por otro que consiga imponer una real pérdida de libertades y de todo respeto, como también la convalidación de todo tipo de abusos y la permanente presencia de injustos privilegios.